Agentes de la Policía Nacional de Toledo han detenido a cuatro personas por simulación de delito, denuncia falsa y tráfico de drogas, después de que denunciaran un robo con violencia que nunca tuvo lugar.
Los hechos tuvieron lugar la noche del pasado 23 de diciembre, cuando una mujer que estaba acompañada de sus dos hijos y un amigo de éstos, llamó al 091 para informar de que un varón les había sustraído 500 euros amenazándoles con una navaja.
Las investigaciones posteriores permitieron averiguar que los hechos narrados por las víctimas no se correspondían con la realidad, ya que realmente los denunciantes habían quedado con este varón en las inmediaciones de la Plaza de Toros para hacer un "pase" de cocaína que resultó fallido.
Finalmente los agentes detuvieron a los cuatro denunciantes, dos de los cuales son menores de edad, como presuntos autores de los delitos de simulación de delito, denuncia falsa y tráfico de drogas. En cuanto al autor del imaginario robo con violencia, ha sido investigado como presunto implicado en un delito de tráfico de drogas.
DELITO TIPIFICADO EN EL CÓDIGO PENAL
Es necesario señalar una vez más que, simular ser víctima de una infracción penal, denunciar o acusar a otra persona de ser responsable de un hecho inexistente, es un delito tipificado en el artículo 457 del Código Penal. Además, acciones como esta provocan un retraso en la acción de la justicia y un serio menoscabo del correcto funcionamiento de los servicios policiales, con el consiguiente perjuicio para el ciudadano, dado que agentes que podrían estarse dedicando a la prevención de la delincuencia o a la investigación de otros hechos reales, se tienen que dedicar a realizar pesquisas sobre situaciones inexistentes.
Lamentablemente, este tipo de denuncias, como falsos robos con violencia o intimidación de teléfonos móviles, efectos electrónicos diversos o carteras, robos con fuerza en vehículos o locales, cada vez proliferan más, siendo el motivo más frecuente obtener una compensación por parte de los seguros aunque en muchas ocasiones, los objetivos son tan irrisorios como ocultar a la pareja el extravío de algún objeto o un gasto injustificado.