El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha mostrado convencido de que las desalinizadoras construidas en las regiones del Levante terminarán siendo “la solución definitiva” para el déficit hídrico que sufre esta zona del país y la alternativa de futuro al trasvase Tajo-Segura.
Así lo ha adelantado el presidente del Ejecutivo autonómico durante el desayuno informativo ‘Castilla-La Mancha en el Centro’ que, organizado por el rotativo La Tribuna y Banco Sabadell, se ha celebrado este miércoles en el Cigarral del Ángel Custodio de Toledo.
El presidente del Gobierno regional ha hecho hincapié en que no reclama al Estado un “caudal ecológico” sino que “pase toda el agua” del Tajo por su cauce, ya que en las regiones del Levante “se pueden abastecer” con las desalinizadoras impulsadas durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero; unas infraestructuras, ha recordado, cuya puesta en marcha fue, durante años, “torpedeada” por los gobiernos autonómicos de las regiones beneficiarias del Tajo-Segura.
En este sentido, ha reiterado que, si se pusiera en marcha al cien por cien la desalinizadora de Torrevieja (Alicante), sería “innecesario” tener que recurrir a los recursos hídricos de los pantanos de Entrepeñas y Buendía para dar respuesta a las necesidades de agua de Murcia y Valencia.
El presidente García-Page ha vuelto a reclamar la participación de Castilla-La Mancha en la Comisión de Explotación del Tajo-Segura y se ha mostrado partidario de subvencionar el metro cúbico del agua desalinizada, situándolo al mismo nivel que el agua trasvasada, con la finalidad de que el agua del mar sea considerada una alternativa viable.
Del mismo modo, ha vuelto a pedir una rectificación sobre el Memorándum del Tajo-Segura, un documento “de la vergüenza” que “está empezando a dejar huella”. En este empeño, García-Page ha pedido la colaboración del Gobierno central y del Ministerio para la Transición Ecológica para que el Tajo “no se quede sólo para que se pueda ver a través de una ventana”.