Después de que el pasado 7 de abril, Viernes de Dolores y vísperas de Semana Santa, Podemos hiciera saltar la sede parlamentaria castellano-manchega del Convento de San Gil votando por sorpresa en contra del Proyecto de Ley de Presupuestos de Emiliano García-Page, han transcurrido 97 días en los que tanto el líder del Ejecutivo autonómico como el dirigente de la formación morada, José García Molina, han mantenido un pulso que finalmente ha quedado resuelto con el ofrecimiento de darles dos asientos en el Consejo de Gobierno, entre ellos una Vicepresidencia.
El primer movimiento del Gobierno autonómico tras el fracaso de los presupuestos fue avanzar reuniones con más de 500 colectivos en toda la región, a los que a través de sus consejeros, delegados gubernamentales provinciales y directores generales explicaron las consecuencias de tener que funcionar con las cuentas de 2016 prorrogadas, poniendo siempre el acento en que no contar con ley presupuestaria vigente suponía no poder gastar en servicios sociales cerca de 400 millones de euros que se tendrían que quedar en la caja.
"Ahora es Podemos quien tiene que mover ficha después de su puñalada trapera", aseguraba el portavoz del Gobierno, Nacho Hernando, el mismo día que la formación morada refrendaba su divorcio con el Ejecutivo regional.
Desde ese momento y en adelante, todos los departamentos del Gobierno alertaron de las medidas que podrían verse afectadas por la falta de cuentas, como el pago del verano a profesores interinos, las ofertas de empleo públicas o las infraestructuras sanitarias y educativas.
ENMIENDA A LA TOTALIDAD, ADELANTO ELECTORAL Y PACTO CON EL PP
Fue el pasado 6 de julio cuando el secretario general de Podemos escenificó su órdago a Emiliano García-Page asegurando que, en el caso de que el Proyecto de Ley llegara a las Cortes sin haber consultado antes a la formación morada, se plantearía una enmienda a la totalidad por su parte que podría llevar al traste el nuevo texto siempre y cuando encontrara el apoyo del PP.
García Molina había sugerido durante las últimas semanas que PSOE y PP podrían estar manteniendo contactos de cara a pactar los presupuestos, y esa posible enmienda a la totalidad habría obligado antes de tiempo a que socialistas y 'populares' se retratasen en el caso de sumar fuerzas para salvarla.
La respuesta de García-Page no se hacía esperar, y el martes avanzaba que mantendría reuniones con las cúpulas de PSOE y Gobierno para analizar la hoja de ruta a seguir, con la posibilidad de adelantar las elecciones si no se llegaba a un acuerdo para sacar los presupuestos.
Tres días después se ha escenificado la tregua en el Palacio de Fuensalida con un gran pacto que no sólo incluye dos asientos en el Consejo de Gobierno -uno de ellos, según ha explicado García-Page, para controlar el cumplimiento del Plan de Garantías-; sino que además pasa por resucitar el pacto de investidura que dio el Gobierno al PSOE y conseguir una estabilidad presupuestaria que vaya más allá de 2017.