Tendiendo puentes

Entre bocinazos de desesperación y rugidos de humeantes tubos de escape, la caravana de vehículos estancada sobre el asfalto a la entrada y salida de nuestra ciudad por esta vía evidencia que las cosas no se están haciendo bien en cuanto a infraestructuras se refiere. La causa, claro, podría calificarse como de fuerza mayor por el cierre temporal de la antigua N-V, pero uno comienza a cansarse ya de utilizar molestos parches en vez de soluciones directas para solucionar los problemas.

Cayéndose a pedazos por el constante tránsito de vehículos con una nómina bastante amplia de camiones y autobuses que enfilan hacia Madrid, el Puente del Alberche lleva meses siendo remozado por fascículos para evitar emular a ese otro, más viejo si cabe, que lucha a poco metros por no ser tragado por las tranquilas y poco abundantes aguas de un Alberche que, sin duda, vivió tiempos mejores . Ahora, sin previo aviso, Fomento anuncia el inminente corte de la estructura para arreglarlo como ya cantó el visionario músico Cecilio. Algo necesario tal y como está el patio pero, observando la magnánima Ronda del Tajo (muy bonita sí, pero cuya función es, no olvidemos, la de unir el Hospital con el Barrio de Santa María) uno no puede dejar de rasgarse las vestiduras pensando en la doble vía, tan necesaria para el acceso a una ciudad de 90.000 habitantes en pleno Siglo XXI, que se podía haber ejecutado con puente incluido sobre el Alberche con los más de 70 millones de euros que ha costado la broma.