El pasado 10 de julio, la Avenida de Francisco Aguirre fue testigo de un acto heroico por parte de un joven policía que se encontraba fuera de servicio. Y es que hacia las 23 horas, Raquel pidió ayuda por la ventana porque a su padre Mariano le había dado un paro cardíaco. En ese momento, el joven, miembro de la Policía Nacional de Talavera, no dudó en subir a auxiliar a esta persona que no paraba de lanzar gritos desgarradores.
Una vez allí, el agente se encontró al hombre con síntomas de parada cardiorrespiratoria, por lo que una vez llamado al servicio de emergencias, inició las tareas de reanimación cardiopulmonar.
El agente consiguió devolver las constantes vitales cuando los efectivos sanitarios llegaron al lugar de los hechos. Rosi, vecina y testigo, recuerda que el policía en ningún momento “dejo de practicar el masaje a la víctima, estaba empapado de sudor”, acto que los efectivos que se desplazaron al lugar valoraron como “crucial”. Más tarde, los médicos suscribieron las palabras de los facultativos que lo trasladaron al Hospital de Talavera, asegurando a la familia que de haber parado las maniobras, “no lo habrían recuperado”.
Para la familia, el agente se ha convertido en “un héroe, un Dios”, asegurando que la reanimación del policía fue la que “lo volvió a traer a la vida”.