Se le ocurría a mi benjamín, organizar una "acampada" con varios de sus amigos. Se reunieron seis en el campo.....
Se le ocurría a mi benjamín, organizar una “acampada” con varios de sus amigos. Se reunieron seis, en el campo.
Es curioso, cuando todos o casi todos están enganchados a las nuevas tecnologías, descubrir que si los chicos tienen entretenimientos (de los de toda la vida) dejan de lado los móviles, tabletas, tv y demás artefactos con cable.
Cuando digo entretenimientos de toda la vida me refiero a un balón, una raqueta de ping pong, unas cartas o simplemente un escondite, para lo que no se necesita absolutamente nada.
Pues sí, con todo esto pasaron más de veinticuatro horas jugando, riendo, chillando y pasándolo genial. Y descubrimos que a veces uno es más feliz con menos o con casi nada.
Al caer la noche durmieron bajo las estrellas, en mitad del patio, pero fue una experiencia bonita. Por la mañana muertos de sueño, recordaban cómo había sido el día anterior y a todos les pareció bueno.
Luis estaba muerto de sueño y Raúl comentaba entre extrañado y atónito que llevaba más de un día sin jugar con su tablet…decía: “ni cuando estoy castigado paso tanto tiempo sin ella”, a Diego le costó comerse la ensalada y como madre sensible le preparé una tortilla francesa para que el chico no se quedara sin comer, Adrián como tenía menos confianza no dijo nada, todo le pareció genial.
Sin embargo doy fe de que la amistad unida a las ganas de pasarlo bien, está por encima de muchas cosas y consigue que todo, sin tener nada sea genial; esto solo pasa cuando somos niños, a los adultos nos hacen falta muchas cosas para que algo pueda parecer eso: perfecto.
Muchos de los que ahora lean esto lo entenderán, porque en nuestra infancia apenas teníamos nada, unas canicas, cuatro cromos o una simple cuerda, pero las tardes eran maravillosas jugando con los amigos o con los hermanos en mitad de la calle. Ahí reside la diferencia, cualquier persona puede aportar más felicidad, ingenio y fantasía que todos los juguetes o artilugios del mundo, pero nos sigue pareciendo que tener menos hijos puede hacerles más felices porque podemos darles más cosas, al fin y al cabo son solo eso cosas.