El Reino Unido ha decidido. Su respuesta es activar el artículo 50 y abandonar la Unión Europea. Por otro lado, ante las fuertes presiones de los últimos días y la derrota de la permanencia tas los resultados del Brexit.....
jueves 30 de junio de 2016, 11:08h
El Reino Unido ha decidido. Su respuesta es activar el artículo 50 y abandonar la Unión Europea. Por otro lado, ante las fuertes presiones de los últimos días y la derrota de la permanencia tras los resultados del Brexit, el primer ministro británico ha presentado su renuncia. Algo tras lo cual, asumiendo esto como la imposibilidad de desarrollar un modelo de convivencia y liderar un proyecto con el que hoy no se está de acuerdo, el sentido común diría que podríamos estar próximos al despliegue de las nuevas estrategias jurídicas, fiscales y económicas que apuntalen al Reino Unido en un lugar sostenible para el iniciar la transición de cambio. Especialmente después de las fuertes caídas de la libra y el deslome de las bolsas desde el anuncio del triunfo del “Leave”. Aunque ciertamente no es así. Y es que esta política antisistema ha tenido toda su fundamentación en la irresponsabilidad política, en la grave falta hacia el interés general, así como en problemas internos enmascarados bajo la incertidumbre experimentada durante la crisis económica en la UE. Es decir, en un amplio abanico de injustificados motivos disfrazados de retórica y meros mensajes negativos sobre la recesión en el viejo continente. Todos ellos, siempre impulsores de una efervescente reacción comunal sin precedentes históricos. La misma que consiguió un número considerable de adeptos, en base a sólo a emociones y nunca a argumentos e ideas sólidas, a un plan alternativo de salida. Pues finalmente, la incertidumbre política actual y el poderoso papel de la propaganda y el desconocimiento en tiempos de exceso de información, han configurado los resultados de un pueblo que hoy avanza con paso firme hacia la ruptura de lo que pudiéramos llamar unidad territorial. Previendo un futuro incierto donde las consecuencias peores serán sufridas por los más jóvenes. Aquellos que probablemente votaron por el “Remain”. Aquellos que quizás hoy sientan de cerca las limitaciones del modelo propuesto y cuestionen la legitimidad de unos resultados fuertemente condicionados por aquellos que decidieron sobre un futuro que no será suyo. Dado que entienden simplemente este logro como la continuidad de los mismos desafíos y mensajes retadores que a menudo –y este caso bien lo prueba– suponen un impacto tan negativo como difícil de cuantificar a priori. Especialmente dentro de la entornos ya golpeados por crisis políticas, sociales y económicas.