Javier Fernández
miércoles 23 de abril de 2014, 10:51h
Aunque esta palabra viene del francés ‘impasse’, que significa punto muerto o situación sin salida, castellanizada hace referencia a un parentésis o un determinado tiempo que se toma fuera de la rutina.
Tenía ganas ya de hablar de que me voy de vacaciones. Esta vez, si Dios quiere, si que podré evadirme del hábito y desconectar de un largo año con la calma y la paz interior que siempre te da la playa; más aún a todos aquellos cuya ubicación geográfica no está próxima a grandes extensiones de líquido elemento. Me marcho temporalmente, ya que en tan sólo quince días volveré a estar con todos vosotros, pero será imposible no acordarme de cómo estará la actualidad talaverana en un año tan convulso y tan polémico en lo noticioso. Me voy sabiendo que el AVE, el Área Metropolitana de Transportes, la plataforma o el nodo logístico siguen siendo proyectos que están en el aire después de haber sido los grandes ‘fichajes’ de los programas electorales de nuestros políticos, que el puente de Castilla-La Mancha, ese tan monumental de la Ronda del Tajo, sigue sin abrise, que las cuentas del Ayuntamiento de Talavera están bastante tocadas y que muchos talaveranos no paran de lamentarse por todo ello. También es cierto que nuestra ciudad ha vuelto a dar un gran ejemplo con el paso de la Vuelta Ciclista a España, llegan las Ferias de San Mateo y se avecinan unas frenéticas y maratonianas Elecciones Generales, aunque yo temo más lo previo. Yo siempre coincido con todos aquellos que defienden a la Ciudad de la Cerámica, aunque me apetece retorcerles el pescuezo cuando son muchos de ellos los que devalúan su posición, los que merman sus posibilidades y los que llaman al pesimismo. Yo creo y confío en esta ciudad, madre de una gran comarca. Sed felices y hasta prontito.