Crónicas Políticas
viernes 11 de marzo de 2016, 11:48h
El INE (Instituto nacional de Estadística) dice que somos la 4ª ciudad en porcentaje de paro de toda España.
El concejal de hacienda reacciona lanzando un SOS al resto de administraciones para solucionar el problema de la ciudad ¿Dónde ha estado este señor y todo el gobierno del PP durante los últimos 5 años? ¿Hasta ahora no se habían dado cuenta de que la situación en Talavera era de desastre total? La actitud del PP, con el alcalde a la cabeza, es absolutamente inadmisible e insultante. Pero por desgracia es también el fiel reflejo de una ciudad mortecina que se debate entre la inmundicia y la huida.
Tras esa noticia del INE, demoledora donde las haya, no he visto manifestaciones en las calles ni en las instituciones, de indignación o rabia. No he visto nada. Pero esta misma ciudad indolente se lanza en tropel a pedir deseos al Cristo de Medinaceli; esta ciudad impasible ante su terrible situación, se va de paseo por la Corredera para criticar las obras en los corrillos y en los bares; Esta ciudad infame, ve con regocijo como se divierte su alcalde subido a su vespa en una concentración de Scooters; esta ciudad de miseria permanece callada mientras el ayuntamiento se gasta más de 300.000 euros en un evento deportivo de dos días; Esta ciudad agonizante se conforma con los abalorios que nos lanzan desde Toledo sin rechistar.
Los comerciantes llevan toda la vida llorando; los regantes llevan toda la vida llorando; los ceramistas llevan toda la vida llorando; los ciudadanos llevan toda la vida llorando; los políticos llevan toda la vida llorando. Nos hemos convertido en una ciudad de plañideras, de llorones esquineros que se regocijan en un falso pasado glorioso mientras dejan que se derrumbe todo a su alrededor.
Hace poco el PSOE, seguramente sin nada mejor que hacer, propuso nombrar hijo adoptivo a Ruiz de Luna, que murió hace mil años y que resulta que hacía otros mil años que había sido ya nombrado hijo adoptivo. A parte de la metedura de pata, cabe reseñar una cosa: Ruiz de Luna vendía cerámica por todo el mundo hace más de 80 años, sin internet y sin ninguna de las grandes tecnología que ahora tenemos. Revitalizó una moribunda cerámica que había sido nuestra seña de identidad; dio brillo y esplendor a un pasado que habíamos olvidado… pero Claro, Ruiz de Luna no era Talaverano, tal vez eso explique que en vez de llorar, se pusiera a trabajar.