Mirando hacia atrás sin ira

Entre 1861 y 1865 tuvo lugar la guerra de Secesión norteamericana. Una vez terminada, los norteamericanos, olvidando sus diferencias y aportando grandes dosis de inteligencia y generosidad, se unieron para caminar juntos. Fue el inicio de lo que después hizo de EEUU la nación más poderosa del mundo.
En 1990 la RDA y la RFA se unieron para formar una sola Alemania. Los alemanes, al igual que los norteamericanos, olvidando sus diferencias, pusieron sobre la mesa la inteligencia y la generosidad para trabajar unidos y hacer de Alemania la nación más poderosa de Europa.
Nosotros los españoles llevamos 80 años de rencillas, rencores y envidias, características ancestrales de nuestro pueblo. Somos incapaces de aportar la generosidad e inteligencia necesarias para caminar juntos.
No se puede cambiar la historia, es imposible. La historia es la que es, es la que ha sido. Para caminar hay que mirar hacia adelante. Decía Antonio Machado que se hace camino al andar; no aclaró que era al andar hacia adelante, porque se suponía que, por lo obvio, todo el mundo lo entendería. Pero no, no todos entienden que la vida siempre mira hacia adelante; el río de la vida no da marcha atrás, fluye buscando su desembocadura en el mar, como la vida fluye hacia adelante buscando nuevos horizontes. Los que miran hacia atrás lo hacen empujados por sus rencores y sus odios queriendo volver al momento en que se produjo, según ellos, la injusticia y cambiar ese momento para de ese modo cambiarlo todo. Señores de la izquierda, si quieren eliminar símbolos franquistas, eliminen los que lo son por antonomasia: los pantanos. Elimínenlos y sustitúyanlos por unos nuevos pantanos izquierdosos que nos surtan de agua de izquierdas no de esa agua de la derechona. Esto es ridículo ¿verdad?, pues más ridículo es creer que cambiando el nombre de las calles los problemas de España se van a resolver.