El flautista de Hamelin, las tómbolas y Adán y Eva
El flautista de Hamelin tocaba y todos le seguían sin preocuparse adonde los podría conducir. Siempre ha habido flautistas de Hamelin, pero desde hace unos 40 años y en España los hay más que nunca. Los flautistas de Hamelin medran en las sociedades gregarias, fáciles de influenciar y manipular.
La democracia ha traído a España, entre otras cosas, muchísimos flautistas de Hamelin. Los hay en todos los lugares donde exista una parcela de poder. Estos flautista nunca dejan de tocar su música, pero en los meses cercanos a las elecciones, esa música es estridente. No todas las músicas son iguales, cada una se escribe colocando las notas de formas distintas en el pentagrama y sus armonías, melodías, ritmos y matices son diferentes y obedecen a los objetivos que cada flautista persigue, pero siempre teniendo como prioridad el encantamiento del personal para que, siguiendo esa música, sea llevado como el ganado a punta de tralla hasta donde el flautista quiere. Algunos de esos flautistas, además, y confiando en su palmito y en su sexapil, han recorrido todas las cadenas de televisión y todos los programas para vender su “imagen”. Deprimente espectáculo demostrativos del grado de patetismo, horterada, banalidad y vacío que ha alcanzado la política en España. Parece ser, que la próxima aparición está prevista en el programa “Adán y Eva”. Si, ese programa donde todos aparecen en pelotas vivas, en cueros y mostrando sus redondeces, las unas, y sus paquetes, los otros, en la certeza de que entre la música y la carne pueden inclinar el voto a su favor. El flautista de Hamelin tocó su flauta y todas las ratas de la ciudad le siguieron mansas y ciegas hasta que se hundieron en el río y todas murieron. Algunas versiones del cuento hablan de que las ratas cayeron por un precipicio. Las ratas eran estúpidas y se creyeron la música, lo que les condujo a la muerte.
Las legislaturas de Zapatero fueron denominadas las de “La tómbola que siempre toca, cuando no es un pito, una pelota” en alusión a que prometía todo a todos y en todos lados. Hoy, ante las elecciones del 20D, estas promesas han sido corregidas y aumentadas de tal forma que nos recuerdan a aquellos vendedores callejeros que pregonaban por los pueblos así: “¡No le voy a pedir por esta manta 100 pesetas, ni 90, ni 80…75 pesetas. Solo 75 pesetas y la manta es suya señora! Pero hay más: ¡a quienes compren las primeras diez mantas se les regalará una mantelería de doce cubiertos. ¿¡¡Hay alguien que dé más!!? Estamos ante unas elecciones que van a marcar los los próximos años de España y los españoles. Seamos cuidadosos a la hora de votar y hagamos oídos sordos a los flautistas de Hamelin y a los vendedores de tómbolas callejeros, no vaya a ser que tras las elecciones nos encontremos, como las ratas del cuento, asomándonos a un precipicio o como las señoras que compraron la manta; con ella y la mantelería hechas unos zorros.