No lo hacen por ser musulmanes, sino por ser fanáticos

Unos fanáticos asesinos perpetraron una matanza en el corazón de Europa, en la ciudad del amor. Hasta el momento van más de 130 muertos y desgraciadamente todo parece indicar que aumentará esta espeluznante cifra.
Cuando ocurre una tragedia de estas características tan próxima a nosotros, nos deja conmocionados. El primer impulso es la rabia y el ansia de venganza. Francia ya ha bombardeado Siria en una respuesta inmediata y directa. No se entiende de repente y de forma unilateral este ataque. Vayamos con la prudencia, los aliados y la legalidad internacional y no en un toma y daca que puede ser infinito. España sufrió el peor atentado de la historia reciente de Europa y no respondió con ataques a otro país, sino con colaboración internacional y con el peso de la ley en los tribunales.
Porque hoy en día, con las redes sociales, leemos los testimonios de algunos supervivientes y me quedó con la frase de Isobel Browdery, de 22 años, que estaba en la tristemente famosa sala Bataclan y que manda un mensaje: que si dejamos de confiar en que este mundo puede mejorar, si perdemos la esperanza en el ser humano, entonces es cuando realmente han ganado los terroristas.
Isobel se tuvo que esconder bajo unos cadáveres para pasar desapercibida. Y allí, lo que le dio la fuerza para seguir fue recordar a las personas que ama y susurrar sus nombres; escuchar a dos enamorados cerca de ella decirse su último “te quiero” en vez de gastar sus últimos alientos en maldecir a sus verdugos.
Los impulsos de odio y de rabia solo empeoran la situación. Los musulmanes no tienen nada que ver con esta matanza aunque se haga en el nombre de Alá, como los cristianos tampoco cuando Breivik en Oslo mató a casi 100 personas por “defender“ a su civilización. Las Comunidades Musulmanas de todo el mundo mundo han salido rápidas a condenar los atentados. Twitter se llenó el mismo viernes de mensajes de miles de musulmanes rechazando los ataques.
No caigamos en el racismo y la xenofobia. La mayoría de asesinatos del DAESH no son contra personas de origen cristiano, sino contra musulmanes en Líbano o Siria, de donde huyen cientos de miles de refugiados musulmanes por ese terrorismo. Y que tenemos la obligación de acoger en España, como cuando nuestro pueblo solicitó refugio en 1939.
Hemos de buscar todas las alianzas posibles contra esta lacra. Luchar juntos. Emocionaba ver a Erdogan, presidente de la Musulmana Turquía, ser de los primeros en solidarizarse con el pueblo francés. O ver el domingo a Hollande siendo abrazado por el Presidente de Túnez. No convirtamos esto en un choque de civilizaciones y de religiones porque solo acrecentaría el odio y la barbarie y crearía una guerra de imprevisibles consecuencias.
Aquí hay dos bandos: la libertad y el odio, no musulmanes y cristianos. Como decía Isobel, si nos dejamos llevar por ese odio, los terroristas habrán conseguido su gran victoria. Y no nos lo podemos permitir.