Escuchar, hacer, explicar

En la mayor de las desesperaciones resulta admirable su capacidad para sanearse poniendo a su servicio toda una suerte de mecanismos, logos, colores, fraseología y tramoya. El PP, en cambio, construye su imagen a sacudidas… o más bien, no la construye, la improvisa…. o ni siquiera, la descuida, la ignora, la desprecia y, ante el fracaso, no se supera, duerme y espera a que cambie el viento. El PSOE, corrige el rumbo. Pudimos comprobarlo el día de la presentación de la candidatura de Rubalcaba: una puesta en escena impecable, con un color rojo y blanco de ordenador que provoca con su atrayente modelado metálico como de carrocería de coche, tipo pixar. Se cuida la chaqueta roja de atrezzo de Elena Valenciano, se esculpen suavemente letras sencillas con mensajes directos, nobles, agradables, se hacen visibles hipervínculos donde acudir, redes sociales que linkear, bien distribuidas en paneles. "Párate y piensa: ¿qué necesita el ciudadano desencantado, irritado con Zapatero? Sosiego, decirles que no es tan grave, que somos otros, mejores, que hemos entendido, nos aplicamos el cuento, escuchamos y, con serenidad, saldremos". Y, a juego, se perfila la imagen paternal, sencilla, sincera, moderada, prudente del candidato. Un partido es un producto, su publicidad imprescindible. La publicidad salva el culo, suple a la razón, la mala gestión, la verdad incluso. La publicidad es un arte prodigioso y espeluznante, tan atractivo como pavoroso. ¿No les resultó inquietante ese Barreda/Jesucristo con contraluces teatrales acogiendo desde su altura de farola al doliente paseante? ¿No se han preguntado nunca por qué los ahorcados socialistas siempre muestran rostro completo y los peperos se alejan del primer plano y enseñan busto? ¿Qué mensaje dan? Comprender las claves publicitarias, atender a los guiños subliminares, a cómo pretenden distraer nuestra atención.