Parte de nuestra felicidad se basa en aceptar lo que tenemos.
sábado 06 de diciembre de 2014, 09:14h
Siempre intento, en mi exposición partir desde el titulo de la película “En Busca de la Felicidad”, donde si te dejas llevar por la forma en cómo está constituida la frase, la Felicidad es el objetivo, es el objetivo de una vida, y eso, al igual que muchas cosas de nuestra vida, se convierte en una carga,
Ayer mismo, o quizás puede ser que sea mañana, tenia o tuve, o tendré una conversación con un vecino, aunque otras veces es con amigos, y la mayoría de ellas con los clientes del gabinete social, dialogábamos sobre lo muy buscado, la felicidad.
Siempre intento, en mi exposición partir desde el titulo de la película “En Busca de la Felicidad”, donde si te dejas llevar por la forma en cómo está constituida la frase, la Felicidad es el objetivo, es el objetivo de una vida, y eso, al igual que muchas cosas de nuestra vida, se convierte en una carga, ya que estamos todo el tiempo luchando para conseguirla. Y una vez conseguido, ¿Qué? Y responde a un anuncio de la Televisión, donde comentaba que una vez conseguido, volver a empezar.
La Felicidad es un estado de ánimo, y como tal, es una actitud que nosotros podemos tener o mantener, o quizás educar, para que siempre podamos recurrir a ella, para poder buscar el propio sentido del vivir. La felicidad es el estado ideal para poder afrontar los problemas y sacarlos con un alto grado de satisfacción. Y la felicidad no es algo en sí, sino un todo en la vida, durante nuestra vida tenemos momentos mejores y peores, pero en relación a todo, ¿he sido feliz?
Está muy claro que cuando una persona está viviendo una situación compleja, una situación difícil, la Felicidad queda en segundo plano, y la amargura y la infelicidad empieza a ahogarnos, y se apodera de nosotros, como una carga, pero en ese instante, no hacemos nada para ser felices, nos dejamos llevar, y pensamos que solo puede afrontarse lo que nos está pasando desde la angustia de la pérdida o del sufrimiento.
Y eso no es real, no es así, y sabemos que es difícil, pues hay muchos casos complejos, que no podemos cambiar, una enfermedad grave y mortal, la pérdida de un ser querido, perdida de un trabajo, etc., y que en esos momentos estas palabras son difíciles de asumir, pero yo, que he tenido alguna que otra perdida, las afronto desde la positividad, desde el saber que he disfrutado y no he perdido el tiempo. Cuando un gran amigo nos dejo, hace ya 13 años, sentí pena, me sentí mal, pero empecé a recordar los buenos momentos que pase con él, y me devolvió él mismamente una sonrisa, la suerte que tuvo de cruzarme en su vida, la suerte de haberme parado a conocerle y disfrutar de él. Claro que me dolió su perdida, pero eso no puedo cambiarlo, lo que puedo cambiar es como afronto la nueva situación que se produce, y dos formas, con la alegría de haberle conocido, o con la tristeza de todo lo que me perderé.
Todos tenemos episodios difíciles en nuestra vida, y es una cuestión de cómo los afrontamos, ya que muchos de ellos no podemos cambiarlos.
Y todo empieza por aceptar lo que somos, personas que venimos a vivir una vida, pero que debemos dejarla, debemos irnos de este lugar, y lejos de creencias religiosas, vemos como diariamente nos abandonan amigos, familiares, conocidos, vecinos, y ninguno de ellos podemos volver a saber de ellos. Aprovechemos que sabemos eso, y empecemos a perdonar, a aceptarnos que nos equivocamos, que no somos perfectos, y empecemos en ese perdonar, a vivir conjuntamente, y que cuando no le tengamos presente, no se nos quede nada de amor en el tintero, aunque si todo el reproche.
Son muchas las situaciones que vivimos diariamente, donde estamos más pendientes de tener razón, que de ser felices. Y frases como “claro que quiero estar con el/ella, pero lo que me hizo…”, y pasa un día y otro, y me pregunto, quien tiene que perdonar a quien, y quien tiene que aceptar a quien. Y si acepto que tengo un problema de orgullo, podré atajarlo de una forma inmediata y rápida, si no acepto esto, estaré siendo, en una parte de mi vida, infeliz.
Es complejo, en un texto tan pequeño, poder resolver muchas dudas sobre la felicidad, y quizás lo que quería dejar más claro, es que depende de nosotros, afrontar los problemas desde un espacio o desde otro, y que en muchas ocasiones, es uno de las diferencias entre aquellos que resuelven sus problemas de forma positiva, o de aquellos que los anquilosan o los resuelven como dicen en mi pueblo “por la calle del en medio”.
La felicidad, así como el amor, el positivismo, etc., es una predisposición que tenemos y trabajamos, es una opción, moldeable, como el 95% de nuestro ser, debemos trabajar con nuestro pasado, aceptar lo que nos ocurrió, lo que somos, aprender que podemos cambiar en un futuro, y empezar el camino, hacia una actitud de felicidad, y confiar en nosotros, en nuestra posibilidades, en nuestras fuerzas, y aunque pensemos que será difícil, como en la propia película que hemos mencionado, seguir con el objetivo claro, y de hacia dónde queremos ir. Confiar en lo que una vez fuimos capaces de hacer, que fue saber que hicimos mal.
Y para aprender a ser felices, debemos aceptar que deberemos pedir perdón, hasta cuando el problema no sea nuestro, y en ese instante aprender y aceptar que nos toca perdonar. Pues el rencor y el orgullo, no son el camino hacia la Felicidad.
La felicidad, como la ropa, se elige por las mañana, y yo hoy, he decidido ser feliz.
Gabriel Cano
Trabajador Social.
Alganda Servicios Sociales.