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Castigos Positivos

Castigos Positivos

Aprender a castigar efectivamente.

jueves 28 de agosto de 2014, 08:47h

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Hace unos días estaba trabajando en el Gabinete de Trabajo Social, con una familia y sus comportamientos y formas de relacionarse, cuando les pregunte porque siempre castigan o sancionan de forma negativa. Cuando perplejos, no entendieron que pudiera sancionar a alguien de forma positiva.

Esto me hizo pensar, sobre la forma que tenemos de sancionar en nuestra sociedad, y como buscamos castigar de forma negativa a quien incumple una norma, o quien no hace lo que la sociedad espera de él. Tenemos un código penal, civil, mercantil, etc., y todos buscan poder sancionar con multas, retiradas, sanciones, etc., nuestros malos actos, y esto, sin querer, lo hemos traspasado a nuestro día a día, y lo hacemos en nuestro trabajo, en nuestro entorno social, y como no, en la educación hacia nuestros hijos/as.

Nuestro hijo/a desobedece algo que le digo, y le privo de algo que le gusta, nuestro hijo/a se comporta mal, y entonces le quito dibujos, o quizás un juguete, o en su caso, no tiene acceso a sinfín de juguetes o acciones, que le gustan.

No es que no pueda hacerse este tipo de castigo o sanción, pues en algunos casos, es lo que nos tocará hacer, sino que este tipo de acciones no educan en muchos casos, sino que lo que hacen es reprimir la acción, y que en muchos de estos casos, el pequeño no entiende del todo, que es lo que está haciendo mal, o porque está mal. Castigar a un niño/a por pintar en la pared, le enseña que eso está mal, pero no entiende el porqué, quizás por su edad.

De aquí, y siempre desde la experiencia, de poner en práctica estas formas diferentes de sancionar, como es sancionar positivamente, vemos que un pequeño de 3 años que pinta una pared, debemos hacerle la sanción acorde a su edad y a su capacidad de aprender y discernir, con lo que, seguro que querrá irse a algún lugar, o hacer algo que le guste. Y nuestra sanción ha de ser “reparadora” no sancionadora. Y deberá ayudarnos a limpiar la pared, y no podrá jugar o ver la televisión hasta que no se haya reparado el daño.

Esto lo hemos visto con el Juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud, que salto a la fama gracias a sus “sentencias ejemplares”, donde siempre buscaba educar a los jóvenes, más que sancionarles, y donde una infracción de tráfico se convertía en una ayuda a discapacitados, o un pequeño robo en sacarse el graduado en la Eso.

El programa de SuperNanny de la televisión nos ofrece muchos ejemplos, de sancionar sin castigar, llamémoslo así, con ejemplo donde volcamos la responsabilidad de lo que le pase en el futuro, sobre el niño/a y que depende de su hacer, y su cambio, el poder tener o no acceso a ver dibujos o salir a la calle.

Cuando nos encontramos con pre-adolescentes, y sobre la forma de sancionar, y más concretamente positivamente, tenemos que observar el tipo de conducta que queremos modificar o sancionar, y a partir de ahí empezar a trabajar la sanción positiva. En un caso que nos acontecía, vimos como un adolescente no daba besos a su padre y madre, y menos en público, y queríamos cambiar su conducta de insultos generalizados, y empezamos con que cada vez que insultaba, tenía que dar dos besos a cada progenitor, o en el supuesto de estar solo un progenitor, dar cuatro besos.

En este caso vemos que si no cambia la conducta, los padres se sentirán agraciados con muchos besos de parte de su hijo/a, que nunca desagrada. Y si quiere evitar dar besos en público a sus progenitores, el hijo/a tendrá que controlar su conducta de insultos. Y al final, cambiamos un malhumor, un enfado, por algo de ganancia para ambos, tanto los padres y madres, como los hijos e hijas.

Cuanto tenemos la responsabilidad de cuidar a un pequeño, no se trata de privarle de cuantas cosas le gustan para que cambie su conducta, se trata de educarle las consecuencias de su conductas, con respecto a la sociedad en general, y sus entorno cercano en particular. Si yo doy agresividad, recibo agresividad.

Trabajemos para que, aprovechando la sanción, nuestro hijo o hija aprenda algo, y se convierta en una costumbre, aquella conducta que estamos modificando. Y otro ejemplo sería cuando nuestro hijo o hija, quiere algo, trabajar y ayudarle a que lo consiga, no como premio a su esfuerzo, sino como objetivos cumplidos, como etapas, y valorará que cuando se trabaja bien, se esfuerzan, la recompensa merece la pena, y además la valoran mas positivamente.

Pensar que tenemos alrededor de 20 años para educarles, y que es un proceso lento, difícil, pero podemos convertirlo en un proceso agradable y de disfrute, o de sanciones y enfados.  El trabajo como educar es que aprenda, para una vez viva independientemente, pueda tomar decisiones y asumir responsabilidades.

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