El CF Talavera vuelve a repetir lo vivido en sus anteriores salidas de la temporada y se viene de vacío de Socuéllamos en un partido en el que el trío arbitral volvió a castigar en demasía a los blanquiazules.
miércoles 23 de abril de 2014, 10:51h
Cierto es que las actuaciones arbitrales pueden estar castigando en demasía al CF Talavera en momentos puntuales. También lo es que la suerte no ha tenido a bien colocarse del lado blanquiazul en este arranque liguero y que las lesiones están siendo un lastre pesado y continuo que se está cebando con los cerámicos en estos primeros compases del campeonato. Pero no nos engañemos. Al revisar la clasificación y comprobar el discreto lugar en la media tabla que ocupa contra todo pronóstico inicial el Talavera conviene realizar un profundo y pausado ejercicio de autocrítica para comprender que, pese a todos los males anteriores ya citados, el equipo tiene todavía un amplio margen de mejora.
Tampoco conviene ser apocalípticos porque el baile no ha hecho nada más que empezar y la tela por cortar es todavía demasiada. Mimbres hay, y de sobra, para que este equipo acabe entre los cuatro primeros y a buen seguro lo logrará, pero se debe reaccionar cuanto antes para que el objetivo inicial de luchar por el primer puesto en la tabla no se convierta en una utopía en pocas semanas. Queda un mundo y no hay que ponerse nerviosos, pero 1 punto de 12 posibles fuera de casa no son números de equipo campeón y la diferencia de puntos con el Villarrobledo, actual líder, ya se ha incrementado hasta los 9 puntos.
Lo acontecido en el 'Paquito Jiménez' fue una reiteración de los males que arrastran los talaveranos en este inicio de competición. Como Bill Murray en El Día de la Marmota, los talaveranos volvieron a protagonizar una historia ya vivida que comienza a desesperar a la parroquia blanquiazul. El gol anulado a Parra por un más que dudoso fuera de juego cuando el Talavera había conseguido igualar el tanto inicial del viejo conocido Mensha por medio de Seco, siempre guerrero y batallador, y el penalti y la expulsión rigurosísimos que le dieron la puntilla en la prolongación son capítulos ya vividos este curso. Un cúmulo de circunstancias adversas para un equipo herido y plagado de bajas que se tradujeron, otra vez, en rabia, impotencia y la saca vacía tras el pitido final.
El Talavera, como todos los conjuntos que toman parte en la competición, se merece un respeto y dejar de ser maltratado por el estamento arbitral es un requisito indispensable para comenzar a levantar el vuelo. Pero achacar todos los males a los trencillas nos imposibilitaría ver el bosque por culpa de los propios árboles. Este equipo tiene un contrastado potencial que no consigue explotar lejos de El Prado merced a unos planteamientos quizá demasiado conservadores para la calidad y la dinamita con la cuenta el equipo sobre todo en la zona de tres cuartos. Con este panorama, el envite del próximo domingo en casa ante el Gimnástico vuelve a antojarse vital para no perder el pulso a los de arriba y alejar de nuevo los fantasmas. Pero la asignatura pendiente sigue estando fuera y el Nuestra Señora de la Caridad de Villarrobledo, próxima salida, es una plaza difícil pero también perfecta para cambiar esta dinámica. El miedo a perder fuera no debe seguir impidiendo a los blanquiazules ganar.
UD SOCUÉLLAMOS: Ruiz Caba, Novillo, López, Jacinto, Buendía, Chato, Quique Hernández (Javi Bolo), Carlos García (Agustín), Santi Cabeza, Bienve (Ibra) y Mensha.
CD TALAVERA: Machuca, Pedro, Marcos Cerrudo, Víctor, Seco, Encinas, Morato, Diego Prado, Aarón (Rubén Ruiz), Lucas Gilardoni (Javi Moreno) y Parra.
Árbitro: Fernández Orozco. Amonestó con amarilla a los locales Pablo Buendía y Jacinto y a los visitantes Encinas, Lucas Gilardoni, Marcos Cerrudo y Víctor Martínez, este último con dos cartulinas, por lo que fue expulsado.
Goles: 1-0 minuto 44, Mensha; 1-1 minuto 76 Seco; 2-1 minuto 93, Javi Bolo (penalti).
Observaciones: Calurosa tarde de domingo en el ‘Paquito Jiménez’ con buena entrada.